La aparición de la COVID-19 nos privó de la posibilidad de viajar para instalar nuestras máquinas, al mismo tiempo que impedía que nuestros socios vinieran a Viljandi a formarse. El mundo estaba bloqueado. Para hacer frente a esta situación, pusimos todos nuestros esfuerzos en crear una herramienta de instalación de realidad aumentada que combinara de forma interactiva la máquina real, la documentación técnica y las instrucciones animadas.
Nuestro director de tecnología, Ott Pabut, habló sobre la herramienta con Henrik Roonema de Geenius.ee, el portal de noticias de tecnología número uno de Estonia. Puede leer el artículo original (en estonio) aquí .
El coronavirus empujó a Cleveron rápidamente hacia la realidad aumentada
Cuando la crisis del coronavirus bloqueó
los viajes internacionales, Cleveron se enfrentó a un gran problema: sus
técnicos no podían viajar para instalar los robots de paquetería y sus socios
no podían desplazarse a Estonia para recibir formación. La solución vino de la
mano de la realidad aumentada o RA. Ya se han instalado los primeros robots con
la ayuda de esta herramienta.
“Normalmente, fabricamos los robots, y después hay dos opciones. O los instalamos nosotros mismos o lo hace nuestro distribuidor”, comentó a DigiPRO Ott Pabut, director de tecnología de Cleveron. "Cuando comenzó todo este lío del coronavirus, nuestra red de distribuidores no contaba con la experiencia que nos hubiera gustado que tuviera".
Para Cleveron, esto significaba que, a pesar de que el boom del comercio electrónico había generado un gran interés por los robots de paquetería y los robots despensa, y de que Cleveron, lógicamente, estaba interesado en venderlos, no se llegaban a cerrar los acuerdos porque los técnicos de Cleveron no podían salir de Estonia. Para adquirir la experiencia y los certificados necesarios, todos los distribuidores de Cleveron tenían que asistir a una formación in situ de una semana en Viljandi.
“El proceso de instalación es bastante complejo. Además, la calidad de la instalación afecta considerablemente a la vida útil del producto y el intervalo de servicio”, explicó Pabut. Por eso es fundamental que los técnicos del distribuidor estén debidamente formados.
¿Cómo pasar de lo físico a lo virtual?
En primavera, cuando empezó a golpear el virus, el robot despensa aún era un producto nuevo en nuestra cartera. El principal problema era que no teníamos suficiente tiempo para formar a los distribuidores. En lo que respecta a las reuniones habituales, estas se trasladaron fácilmente a los entornos virtuales. De hecho, muchas empresas estonias únicamente necesitaron hacer este ajuste. Pero Cleveron necesitaba encontrar una forma de hacer de una forma virtual los procesos de instalación físicos.
La solución fue la realidad aumentada y la empresa que está detrás de ello es Scope AR. Dado que todos los productos de Cleveron se crean en 3D, pudieron hacer sus propios modelos en 3D, añadir animaciones o, simplemente, texto y flechas, para indicar en qué orden y desde dónde debe fijarse un tornillo, o el panel lateral en el que se debe montar, y después llevar todo esto a la realidad aumentada.
Actualmente, cuando un robot de Cleveron
llega a su destino en otro país y los técnicos preparan la unidad, lo primero
que establecen en el entorno de la localización real son los marcadores
necesarios para el programa de realidad aumentada. Después, cogen un iPad o se
ponen las gafas de realidad aumentada Microsoft HoloLens, y entonces el software de Scope AR les muestra una
máquina de Cleveron virtual en tamaño real en la localización real.
“Es difícil describirlo, hay que verlo”, dijo Pabut. “El software muestra la imagen de la máquina real a escala 1:1. Luego, el técnico selecciona el primer paso de la instalación, como, por ejemplo, el panel lateral. En primer lugar, se muestra la animación de dónde se supone que debe ir. A continuación, puedes tomar el panel y ponerlo en el lugar indicado. No es necesario ningún otro tipo de comunicación escrita u oral".
Con esta solución, es posible instalar un
robot complejo incluso sin haberlo visto antes. Cleveron ha probado hace poco
la solución de realidad aumentada en su propia fábrica con un equipo, que no
tiene ninguna formación técnica para comprobar si podían llevar a cabo la
instalación sin la habitual formación intensiva.
El equipo realizó la tarea con
éxito.
Tan solo, para mayor seguridad, el
formador de Cleveron supervisó por videollamada todo el proceso.
Su tarea consiste en apoyar a los
técnicos durante el proceso de instalación, de tal modo que estos pueden acudir
a él para pedirle consejo.
Pabut nombró otra de las ventajas de la
realidad aumentada: evita la confusión terminológica. Los procesos de
instalación son normalmente en inglés, pero ni los técnicos de Cleveron, ni los
del distribuidor son hablantes nativos. Como consecuencia de ello, el equipo
del distribuidor puede no entender los términos utilizados por el equipo de
Cleveron.
“Por ejemplo, pueden decir “take this fixation bolt”, pero están hablando con una persona que puede no saber el significado de dicho término”, explicó Pabut. "Ahora podemos tener la seguridad de que nuestros socios están siguiendo los pasos en el orden correcto, y de que los problemas de terminología y lenguaje se resuelvan casi de inmediato".
Dos días de confusión
Cleveron llevó a cabo el primer proceso de
instalación con realidad aumentada a mediados del verano en Dubai. Un técnico
de Cleveron voló hasta la ubicación de instalación como respaldo, pero, en
realidad, la instalación se llevó a cabo con la ayuda de la realidad aumentada.
Pabut también comentó una incidencia que
ocurrió en los EE. UU. cuando un robot tuvo un problema técnico y los técnicos
de Cleveron no fueron capaces de explicarle a su socio con la ayuda de dibujos
y texto cómo resolverlo.
“Así que recurrimos a la realidad
aumentada y resolvimos el problema en una hora. Pero, antes de ello, tuvimos
bastantes problemas durante un par de días”, dijo Pabut.
La primera instalación con realidad aumentada sin la presencia in situ de un técnico de Cleveron va a tener lugar en septiembre u octubre en Nueva Zelanda o Australia. Hasta el momento, la experiencia ha resultado tan satisfactoria que la empresa tiene previsto seguir adelante con ella. Según Pabut, se podrían realizar la mitad de todas las instalaciones con la realidad aumentada.
Las HoloLens no son realmente necesarias
La tecnología de realidad aumentada aún
está en sus primeras etapas. De hecho, las HoloLes son bastante caras. La
experiencia de Cleveron muestra que la instalación normalmente involucra a
varias a personas, por lo que el director de proyecto puede coger el iPad,
darse una vuelta alrededor de la máquina y guiar al resto del personal.
Otra posibilidad es colocar el iPad
sobre un soporte, y después ir y comprobar cuál es el siguiente paso.
La ventaja de las HoloLens es que la persona tiene en todo momento la imagen frente a sí y puede tener las manos libres. Pabut ve esto como una ventaja más de cara al mantenimiento de la máquina, ya que tiene más sentido enviar a un técnico al sitio que no a todo un equipo.
Los costes de utilizar la realidad
aumentada son principalmente dos: las licencias de software y añadir las instrucciones a los diseños en 3D ya
existentes. Las instrucciones para los armarios más sencillos se pueden
preparar en un mes, pero crear una herramienta para los armarios despensa más
complicados puede requerir entre dos y tres meses. Pabut afirma que este
proceso lleva su tiempo, pero el lado positivo es que una vez que el material
está acabado, si se produce un cambio en el diseño de la máquina, la
implementación de este cambio es rápida y barata.
“Tan pronto como nos dimos cuenta de la magnitud de la crisis sanitaria y de las restricciones a los viajes, tomamos la decisión de realizar esta inversión. Hasta ahora, no hay ninguna razón para arrepentirse”, dijo Pabut.